Va cayendo la noche en las montañas de Corozal. El estacionamiento del Centro Recreativo El Rancho se va llenando rápidamente. Se siente el fresco de la brisa. Caminar a ese lugar en madera con múltiples piscinas e ir recibiendo sonrisas y buenas vibras, definitivamente tenía que augurar algo bueno.

Allí un salón enorme con el aire acondicionado de la brisa de ese campo de nuestro Puerto Rico. Una tarima con instrumentos aún en silencio. Sillas que poco a poco se iban llenando. Un público variado desde niños hasta personas mayores, pero por sobre todas las cosas, una gran energía, paz, y pasión de vida sobre el aire.

Cuando ya la energía fluía con gran intensidad, la voz de Wally Martínez, de la banda ‘Ella y Yo’, organizadores del evento, y lleno de emoción dio la bienvenida al público y presentó al primer cantautor. Dando un saludo de buenas noches con su voz pausada, Ángel Espada tomó la tarima. Tan pronto agarró el micrófono, las sillas se fueron llenando y la gente acercando a la tarima. Con su potente voz, su mirada llena de pasión, su sencillez, pero su gran interpretación, cautivó al público. Sus letras originales fusionaba la nueva trova, la música autóctona puertorriqueña, la canción de protesta y el rock de los 80’s, lo cual causó un gran gusto e impresión entre los asistentes.

Tras un gran aplauso, subió a tarima Mel Padilla. Con su gran vibra y sus músicos, Mel llevó al público entre variadas emociones. Con su sonrisa, la candidez de su voz y las letras de sus canciones, robó aplausos y suspiros. Sus letras cargadas de pasiones, protesta, de vida, fueron muy bien recibidas. Al terminar su participación, el público pidió otra y Mel los complació.

Seguido, montaron, se organizaron, respiraron y se abrazaron tras la tarima los hermanos vocalistas y fundadores de ‘Almas Band’: Jorge y José Colón. Con una introducción de música acústica suave, pero rockeada, comenzó a cautivar y atrajo a mucho público cerca de la tarima. Al final de la intro, uno de los hermanos, saltando, incitó al público a ponerse de pie y brincar. En una súbita explosión de ritmos en los cuales se fundían el ska con rock de los 60’s, ‘Almas Band’ puso al público a moverse. De ese modo, tanto la fusión de ritmos así como las letras de sus canciones inteligentes y sensoriales sumergieron al público en un profundo placer de mover el cuerpo y el intelecto. Con gran vibra, con sonrisas intercaladas con la pasión que las letras de sus canciones les provocaba a ellos como músicos y compositores, hicieron un despliegue de talento, de intensidad, de gusto. Guitarras, bajo, batería, teclado, se fusionaron para que el alma de Almas Band se metiera dentro de cada persona allí presente en un lleno total en aquella enorme sala que se hizo pequeña.

Con esa energía en aire y luego de un pequeño receso, subió a tarima los anfitriones: La Banda ‘Ella y Yo’ compuesta por Nicole (Voz y flauta), Wally (Guitarra acústica y voz), Juanma (Teclados), Kalani (Saxofón y flauta), Joy (Baterista) y Juan Alberto (Guitarra eléctrica). Con una introducción musical en la cual cada instrumento conversaba uno con otro, retomaron la energía dejada por ‘Almas Band’ para darle al público el sabor de su más reciente producción musical. En un mano a mano de voces entre Wally y Nicole, la banda puso a gritar, a bailar y a emocionarse a sus seguidores. Con gran gusto y emocionados al ver todo aquel local lleno y ovacionándolos, tanto músicos como cantantes se entregaron al público. Disfrute, solidaridad, gratitud fueron parte de las emociones que escaparon por cada una de las letra en las canciones, por cada nota de los instrumentos.

Entre aplausos y el público todo de pie, terminaron su participación anunciando un receso para dar paso al homenaje a Tito Auger, fundador de la banda ‘Fiel a la Vega’. Luego del receso, con Tito Auger sentado frente a la tarima con su compañera Cristina Rivera, ‘Ella y Yo’ comenzó a tocar unas canciones de Fiel a la Vega dándole un toque particular a cada canción. Lleno de emoción en su rostro, Tito Auger miraba, escuchaba, aplaudía y le hacía gestos de agrado a los músicos por las interpretaciones que estos hacían. En cierto momento, leyeron lo que parecía un pergamino el cual era un poema como tributo a Tito y le regalaron parte de un tronco de pino en el cual un artista puso el arte la promoción del evento de modo tallado.

Luego de esto, Tito subió a escena e interpretó lleno de pasión acompañados por la banda de ‘Ella y Yo’ muchos de sus éxitos de más de 20 años de trayectoria. En varias ocasiones, entre canciones Tito agradeció tanto a Wally como a la gente el apoyo a “este jíbaro de Vega Baja” como él mismo se llama y que quienes conocen de su humanismo y sencillez saben que así es. Así, entre ese sentido de agradecimiento, de la pasión que él solo sabe ponerle a su música, poniendo el público revuelto y en unidad humana, ‘Ella y Yo’ y Tito Auger se fundieron para poner al público a alucinar hasta terminar el show y todos abrazarse complacidos luego de ese gran despliegue de energía y música.

El sonido de pasos sobre el piso de madera del Centro Recreativo del Rancho mientras las personas iban de salida, hacían música de por sí. Atrás quedaban los músicos abrazados y complacidos. Sobre el local, las estrellas en silencio parecían también suspirar y se sentía en la fresca brisa de aquel pueblo montañoso como una caricia. El estacionamiento se iba vaciando; las personas se llevaban una noche muy especial en la cual, a través de la música, volvimos a ser más gente.


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