Este próximo 1ro de mayo, la tarima del Teatro Tapia en Viejo San Juan recibirá uno de los grandes de la música autor antillana. El cantautor cubano Carlos Varela, regresa a Puerto Rico con su concierto de 30 años de trayectoria y planea retomar las cosas dónde las dejó en su última vista.
Una leyenda viviente de la nueva trova cubana, Varela ha hecho historia con discos emblemáticos y canciones que han marcado generaciones. Una llamada de larga distancia a la Habana nos comunicó con el compositor, quién lleno de ánimo y alegría nos invitó a un intercambio de ideas y análisis de tu trayectoria, la música actual y su futura visita a Puerto Rico.
SPR: ¿Cómo te sientes en este regreso a Puerto Rico?
Carlos: Me hace muchísima ilusión regresar a Puerto Rico que es un país donde sabemos que tenemos muchísimos seguidores, y que no hemos tenido muchas veces la suerte de contratar conciertos allá.
SPR: ¿Que formato podemos esperar en el concierto?
En este caso, estoy viajando con el pianista Aldo López Gavilán que es considerado uno de los pianistas más importantes en el mundo del jazz y en la llamada música culta. Y también llego con mi bajista, Julio Cesar González.
SPR: ¿Qué vamos a podemos esperar en Puerto Rico? ¿Un Carlos Varela más rockero, más cantautor? ¿Vienes con la guitarra eléctrica, cuerdas de metal, de nilón?
Carlos: Sí, yo soy una mezcla de todo esto. Monto una guitarra electroacústica, por ahí, por supuesto. Lo bueno que tiene este show es que te da la posibilidad también de acercarte más a la música, el espectador puede sentir que está más cerca también de la propuesta musical de todos estos temas.
SPR: Hablando de tus treinta años en la música recién cumplidos. Cuándo reflexionas un poco acerca de tu carrera, ¿qué es lo primero que te viene a la mente? A modo de resumen, si fueras a decir: “Llevo treinta años en la música, esto es lo primero que pienso”, ¿Qué sería?
Carlos: La verdad es que cuando uno comienza a escribir las primeras canciones, creo que a todos nos ha pasado, uno no se imaginaba para nada, cuanto de compromiso implicaba el oficio de este tipo de canción. Son canciones, que de alguna manera son canciones comprometidas con tu realidad. Hay canciones que, por supuesto, al mismo tiempo te comprometen. Verdaderamente es una bendición, que a partir del oficio de la música, no sólo puedas conocer una buena parte del mundo, sino lo que logras también en tu propio país y conocer mejor también a tu propia gente. Y pues, cuando miras para atrás es increíble que uno haya perdurado por tantos años, sino que además tienes la energía suficientemente creativa como para decir que: “Tú tienes muchísimos más años y muchísimas más cosas que hacer todavía”.
SPR: Hay mucha gente que comenta, críticos por allí, que argumentan que el tiempo de los himnos ha pasado. Tú tienes canciones, entendemos, que caen en ese grupo de los himnos, ¿no? Guillen Tel y Memorias, por ejemplo. ¿Cómo tú reflexionas acerca de eso? ¿Crees que para los cantautores más jóvenes -la gente de la generación de ahora- se hace más difícil poder hacer canciones que conecten de esa manera, como ya tú lo hiciste con tu público?
Carlos: Bueno, yo opino que por supuesto, los tiempos han cambiado, y creo que hay una tendencia a aspirar o a soñar con un éxito fácil. Hay una tendencia, definitivamente la canción ligera. Canciones que funcionan bien en la radio-fórmula y por tanto no es como en los años setenta, ochenta o noventa…de todo lo que escuchábamos que venía de España, de Argentina, de México, de Latinoamérica, de Cuba. Eso es algo absolutamente natural, pero también creo que que en el caso de mi país -como hemos dicho muchas veces- tiene la bendición de que levantas una piedra y sale un montón de músicos todos los días. Entonces, yo creo que la canción, la que algunos le llaman la canción inteligente, la canción pensante, por así decirlo, es la canción que al final la gente se lleva a su casa, vive y llora con ella, o baila con ella o se enamora con ella. Canciones que te hacen realmente pensar y sacudirte los huesos. Esta canción sin duda, va a seguir a pesar de los pesares y es una misión de alguna manera y una bendición también.