Roy Brown y el son de sus 70.

Al caer la tarde del viernes 10 de julio de 2015, la tarima del Centro de Bellas Artes de Guaynabo se iba llenando de cables e instrumentos. Músicos comenzaban a afinar, técnicos perfilaban cada minúsculo sonido, la producción iba coordinando los últimos detalles. Ante una sala vacía se sentía una energía especial, algo diferente se iba cocinando y se veía en los rostros de todos los allí presentes quienes sonreían, hacían chistes y se retiraban a prepararse para el gran espectáculo.

Al abrir las puertas del Teatro, éste rápido se fue llenando. Personas de toda la Isla y edades fueron tomando sus asientos ansiosos por presenciar lo que se viviría allí. Con una sala llena, las luces se apagaron y en una pantalla en la tarima comenzó a pasar unas imágenes de Roy Brown pequeño y la voz  de Tito Auger declamando un poema que escribiera su abuelo de Roy. Bajo la las emociones de ese detalle íntimo de fotos y poesía, se hizo la magia sintiéndonos todos parte de la familia del cantautor y poeta.

Con la banda en tarima, Roy entró con su acostumbrada sonrisa. El viaje por su trayectoria musical comenzó con “Encántigo”. Al terminar esta canción, el cantautor dio una breve bienvenida al público con su humor y cierta emoción en voz. Seguido interpretó “El negrito bonito” y “Ofelia”. Luego de contar que hacía mucho que no cantaba la canción que seguiría, interpretó “Distancias”; Canción que despertó muchos suspiros y emociones no solo por la letra y la entrega de Roy en la misma, sino porque mientras la iba cantando, pasaban imágenes de los presos políticos puertorriqueños cerrando casi al final con unas fotos de Oscar López Rivera que provocaron en el público un contundente y estridente aplauso.

Seguido, Roy invitó a su compañera de la música de tantos años, Zoraida Santiago con quien se fusionó en medio de la tarima en un gran abrazo mientras en la pantalla detrás de ellos se mostraba una foto de ambos juntos cuando eran más jóvenes. Zoraida interpretó: “Balada de otro tiempo”. Luego, junto con Roy: “Ahora me despido”, “De la tierra en que nací” (A solas con el cantautor tocando la guitarra), “Serenata” y, junto con Pablo Nieves en el tambor andino, “Aires Bucaneros”.

Entre aplausos, Roy y Zoraida se despidieron en un gran abrazo. La tarima se oscureció y en la pantalla se mostraron unas imágenes cuando Roy buscaba a su hija menor, Fabiola. De pronto,  ella apareció vestida con un atuendo de ballet color anaranjado pálido llevando de la mano a su padre hasta una silla en el frente y centro de la tarima. Luego de un beso de ésta a Roy, se escuchó la voz de Desiré Morales interpretando “Abrió los ojos” mientras que con una gran ternura y amor Fabiola danzó la canción en la cual la conexión de miradas y caricias con su padre tocó el alma de todos y la cual terminó con un profundo abrazo en el cual ambos estaban entre lágrimas.

Luego, todo se oscureció y en la pantalla salieron unas imágenes y vídeos de Emil, el hijo menor de Roy, tocando el cajón y la batería. Al encenderse la tarima, un Roy llevó de la mano a su hijo hasta la batería y con la emoción de estar acompañado por él en el grupo de músicos, cantó “Boricua en la Luna”. Emil tocó con pasión y gran dominio del instrumento lo cual le ganó un gran aplauso de público y un emotivo abrazo de su padre. Seguido, interpretó: “El pesimista” (solo a guitarra), “Te venden”, “Pillo buena gente” y “Sal a caminar” que contó con el acompañamiento de los bailarines Wayne y Carla.

Terminada esta canción, Roy presentó a Tito Auger quien, junto con Tato Santiago en el piano, cantó “Música antigua”. Entre aplausos por la interpretación, Roy volvió y se fundió en un abrazo con Tito. Roy invitó a pasar a la banda de Fiel a la Vega.  Roy y esta banda interpretaron: “La prosperidad”, “En la vida todo es ir”, “Señores de la guerra” y “Monón”.

Con un público que se puso de pie para aplaudir, Roy se despidió de cada uno de los miembros de Fiel a la Vega. Seguido y luego de anunciar que el concierto llegaba a su final, Roy invitó a pasar al escenario a Zoraida Santiago y Tito Auger con los cuales cantó “Seattle”. Con la gente de pie y pidiendo otra a coro tan pronto terminaron esta canción, y luego de unos minutos, entró a escena con su cuatro, Tony Mapeyé el cual, visiblemente emocionado, interpretó unas décimas que escribiera el trovador coameño Pedrito Rivera para la ocasión del cumpleaños.

Roy y la banda volvió a tarima y éste dijo que no cantaría solo una, sino dos. De ese modo, el cantautor cantó “El futuro es la blasfemia”. Luego, invitó a pasar a tarima a Fiel a la Vega y Zoraida Santiago para junto con las dos bandas cerrar la velada musical con “Oubao moin”; Canción con la cual todo el teatro se puso de piel y cantó a pura pasión. Al terminar, toda la familia de Roy pasó a tarima con un bizcocho en mano cargado por la compañera del cantautor y Zoraida le cantó la canción “En tu cumpleaños” de Claudio Ferrer.

Luego de poco más de tres horas en las cuales parecía que el tiempo no había pasado, terminó el concierto. El teatro se fue vaciando mientras un público emocionado comentaba lo vivido. Un grupo de amigos de Roy y de los músicos participantes pasaron al backstage. Allí, un mar de sonrisas llenó cada rincón de aquel lugar. Las palabras de elogio por el concierto dominaron las conversaciones. Roy recibió abrazos y muestras de cariños de todos. Este lugar también poco a poco se fue vaciando, pero cierta música y espíritu se podía sentir aún allí. Una luz alumbraba el último cable en el cual, como en el corazón de todos los que asistieron, quedó guardado para siempre la historia de un país, de una nación, que marca a solas y en lucha su rumbo en medio del Caribe; Historia desnuda en las canciones, los poemas musicalizados y la titánica voz hecha lucha de Roy Brown Ramírez.