La magia de ‘Canciones en la Sala’

La vida de un artista discurre entre espacios diversos tanto en geográficos como de audiencias. Cada espectáculo de cada músico augura un nuevo reto entre lo personal y lo creativo. Siempre la energía del público es la que, en gran medida, dicta la entrega de un artista en tarima. Desde hace poco más de un año, un grupo de grandes artistas puertorriqueños decidió unirse en un proyecto en común llamado La Banda Acústica Rodante. Mikie Rivera, Walter Morciglio, Rucco Gandía, Tito Auger y Nore Feliciano, en una visión en común, unieron sus voces, experiencias, historias y canciones en unos arreglos que como grupo decidieron hacer y que han llevado las canciones de cada uno que se han hecho clásicas de la música contemporánea puertorriqueña, a una nueva experiencia musical y sensorial.

A la par con este proyecto, Walter Morciglio visualizó el proyecto llamado “Canciones en la sala” el cual tiene como objetivo el llevar de modo accesible la música de cantautores puertorriqueños a la casa de las personas en unos conciertos privados. Dentro de estos cantautores, La Banda Acústica Rodante lleva también su show musical por la Isla. El pasado sábado se dio uno de esos conciertos mágicos.

Cuando la tarde pasaba de colores pasteles intensos a una noche en un show de luces en el cielo producto de truenos, en una casa en el sector de Playa Santa de Ensenada, Guánica, un grupo de personas se iban juntando. Con sillas en mano, alguno que otro contribuyendo con algo de comer o de beber, tomando sus respectivos espacios, la casa de verano de Erick Rodríguez y Yanny Caraballo (amantes de la buena música, del turismo cultural y del apoyo a lo que produce nuestro país) se fue llenando de vida, de grandes vibras y fraternidad. Entre sonrisas, conocidos y desconocidos, se reconocían, saludaban, presentaban y sonrisas reinaban en aquella marquesina y los espacios al aire libre. Entre ese compartir, poco a poco fueron llegando los integrantes de la Banda Acústica Rodante ante la mirada de la gente que los esperaba con anisas por la admiración que sienten por la trayectoria de cada uno.

Luego de una emotiva bienvenida de parte del anfitrión, las guitarras comenzaron a sonar sin ser ni necesitar ser presentados o anunciados. Una mezcla emoción, adrenalina, expectativa, pero a la vez alegría y hermandad reinaba en aquel rincón de la Isla. Con la pasión e intensidad que define el sonido y entrega de la Banda Acústica Rodante,  interpretaron gran parte de su repertorio que está compuesto por canciones originales de cada cantautor. Interpretaron varios medleys en homenajes que sus seguidores ya han hecho de sus favoritos como esa noche lo fueron el de El Topo y el de Fito Páez. Además, sintiéndose en familia, luego de cada uno agradecer en diferentes momentos, a los anfitriones y el cariño de los presentes, interpretaron varias canciones nuevas y originales de la Banda que serán parte de su primera producción musical. En la sección del show donde cada uno de los músicos interpreta alguna canción a solas, Nore Feliciano regaló al público una canción intensa, poética y creativa y musicalmente cautivante que será parte de su próxima producción musical.

Entre canciones, historias, aplausos, sonrisas y suspiros, el tiempo voló. La energía que se sintió desde un principio nunca se apagó y fue en crecimiento. Más allá de sentirse un show más, fue lo que tenía que ser: Una bohemia entre amigos; Una excusa para juntarse; Un buen momento para encontrarse gente querida y a fin. Al terminar el show, un gran aplauso, abrazos y el seguir compartiendo informalmente fue el disfrute que cerró esa sesión especial de “Canciones desde la sala”.

Afuera, una noche estrellada, una brisa fresca, una buena excusa para sonreír y regresar a nuestros destinos más humanos, más sensibles, más vivos. “Canciones en la sala” ciertamente nos conecta y nos recuerda lo que somos y lo que podemos ser.