Del rock a la salsa. Ricky Laureano y su viaje por la Fieles y el son caribeño.

De chamaco siempre siempre fui rockero. En mi adolescencia, entre libretas forradas con bandas de metal y cassettes de Iron Maiden, navegué por los finales de los ochenta, armado de acordes llenos de furia y cultivando el sueño del rock and roll. Aun así, mi vida sonora no era tan blanco y negro, otras canciones rodaban mi espectro musical y cultivaban en mi la curiosidad que nacía en esos días.

La salsa siempre estaba por allí. El Gran Combo, Ruben Blades y La Sonora Ponceña eran propuestas que llegaban a mi y hacían detener el oído joven, ya fuera por asombro o curiosidad. Los años pasaron y esa deseo creativo tomó otros caminos que me llevaron a los escenarios con mi guitarra y esa mentalidad musical tan gris.

En los noventa muchas bandas afloraban en la escena musical boricua. Grupos de rock, en sus respectivas variantes, comenzaban a grabar, presentarse alrededor de la Isla y a gozar de apoyo en las ondas radiales. Sin embargo, nuestro rock no es purista, esta lleno de pinceladas de lo que somos como pueblo. Un Puerto Rico diverso, donde te vas parranda en las Navidades con la musica típica, bailas merengue en la fiesta familiar, disfrutas de la plena, gritas en un concierto de rock o cantas un buen estribillo de una reconocida canción de salsa.

Los rockeros boricuas, hemos tenido la dicha o la condena, de crear música influenciados por un gran mar de propuestas sonoras. La salsa, es una de esas influencias que tienen un peso enorme en la creatividad de un gran sector del rock nacional. Todos hemos sentido algunas vez el calorcito salsero corrernos por la venas y de una manera y otra, esa cadencia aflora en nuestros embelecos armónicos.

Una de las propuestas mas reconocidas del rock nacional de los noventa, no es ajena a esta influencia. El grupo Fiel a la Vega, en plena cúspide de su carrera, al decidir grabar un disco en vivo recurrieron a sus influencias para armar una noche de música. La salsa no pudo faltar para ese escogido de influencias, y ´Buscando Guayaba´ de Ruben Blades llego al disco ´Fiel a la Vega Acústico´.

El tema no solo entró en el repertorio, se convirtió en uno de los favoritos del público y ocupó los primeros lugares en las listas de audiencia en la radio.
Quizás, sin saber quererlo, los Fieles dictaron la pauta para la union de dos géneros distantes y desconocidos. La salsa en el rock y el rock en la salsa, se convirtió en un mundo posible para los rockeros del patios y abrió la puerta para muchas expresiones musicales de este tipo a lo largo de los años.

Nos sentamos con la primera guitarra del grupo, Ricky Laureano, el culpable de esta influencia en los Fieles, para hablar de juventud, su mentalidad salsera y el desenlace casi veinte años después de esta iniciativa musical.

SPR: Cuando eras chamaco, ¿Tú te considerabas rockero?

Ricky: No un rockero de estos metálicos que se vestía siempre de negro con camisa de Iron Maiden. Yo era como que una mezcla de surfer con rockero metálico. Me gustaba el surfing, me gustaba el metal, pero también me gustaba el Jimi Hendrix. Siempre me gustó más de un tipo de música. Pero el rock era lo que me movía.

SPR: ¿Cuál era ese otro tipo de música que se colaba entre tus raíces?

Ricky: Sabes que pasan los años y uno no se da cuenta de las cosas que a veces uno escuchaba. Yo tengo una hermana mayor, que en casa ella me lleva como casi diez años, y entonces ella cuando salió el disco de Saturday Night Fever, lo compró. Y sonaba por ahí.

Papi era la parte más trova…Facundo, Silvio. Mi hermana luego era la salsa, Fania, en clave y to’ eso. A mí nunca se me olvida,… “Yo sé de una chamaquita que todas las mañanitas cuando estoy por levantarme en mi cabecera se oye el ring ring” de Willie Colón y Rubén Blades. Yo escuchaba todo y me gustaba. Me llegaba.

SPR: En tu primeros años de guitarrista, ¿te educaste tú mismo?

Sí, aprendí solo. Un tiempo tomé clases en una escuela. Preguntando a otros guitarristas que conocía. En Vega Alta habían dos o tres más que tocaban. Yo tenía un amigo que era mayor que yo un año, que él tocaba también y él sabía un poquito más que yo. Y él me enseñó que un power chord son dos cuerdas.
Pero todo lo demás fui con mucho detenimiento y mucha paciencia sacando todo (de oído).

SPR: Dentro de ese proceso creativo, ese proceso de educación sentado en el rock. ¿Cuándo tú sientes que otros géneros de música empezaron a influir en la forma en que tú aprendías o que tú empezaste a hacer música?

Ricky: Yo creo que sucedió cuando yo estaba en Estados Unidos con Tito Auger. La nostalgia misma al escuchar una canción por ejemplo, como decirte Sonido Bestial, de momento en una barra, me daba duro.

Hay una conexión tan fuerte con esa música- que es lo que yo digo por más rockero que tú seas, verte fuera del país y escúchate una canción de esas a las doce de la noche con dos o tres palos encima pa’ tu veas que tú lo vas a sentir.

SPR: Hay canciones en el primer disco de Fiel a la Vega -como por ejemplo Las flores de Emilio- que tienen ese elemento rítmico foráneo al rock.
¿Recuerdas un poco de cómo fue ese proceso creativo con esa canción?

Ricky: Sí, eso es un ejemplo claro de lo que yo estaba buscando a la hora de crear música, de improvisar. Siempre me iba por ese lado. Incluso el mismo Panal, tiene una intención de tener ese ritmo más caribeño. La clave era lo que me movía.

SPR: ¿Cómo se dio ese proceso para que Fiel al Vega hiciera el cover de Ruben Blades? Ya he escuchado varias veces, que cuando hicieron el Acústico añadieron canciones porque no tenían más canciones de ustedes.

RL: Lo que teníamos era un solo disco, exacto. Buscando guayaba cae porque yo creo que venía escuchando el disco de Siembra en mi carro. Como muchas veces y como todavía puede hacer. Ese es uno de mis discos favoritos de toda la vida. La sugerí porque me parecía una canción divertida.

SPR: En ese momento, ¿Cómo tú recuerdas la situación del público y la crítica? ¿Qué recuerdas de cuando la canción salió y cómo la gente reaccionó a eso?

Ricky: Yo recuerdo que la canción la pusieron después de Boricua en la luna, como sencillo, en KQ 105 y llegó número uno en las listas. Yo estaba un poquito nervioso en cuanto a cómo la gente me iba a ver a mí, porque como yo no me considero un salsero y segundo que no me consideraba un cantante.

Yo creo que la canción a los salseros les estuvo curioso, que esta banda (Fiel a la Vega) que a lo mejor no eran los más rockeros -porque los rockeros mismos no nos aceptaban como rockeros- pues, le dieron licencia. Muchas veces al día de hoy, yo me encuentro con salseros y el mismo Rubén me dijo: “Eso quedo buenísimo”.

WM: Entonces, Buscando guayaba ha regresado al repertorio, en tu nuevo proyecto musical ¿no?

RL: Yo la toco todas noches con el dúo (Laureano y Rodríguez). La toco siempre. No solamente toco esa, toco Pedro Navaja, toco Pablo pueblo…con Fiel yo llegué a tocar en vivo Plástico en el Coliseo. Llegué a tocar Siembra, que está en el disco Sinfónico.
SPR: En este nuevo grupo Laureano y Rodríguez, la influencia de la salsa está muy destacada. ¿Como surge este inclinación?
RL: Es el acto principal y no empezó así. Cuando yo empecé a tocar con Joel Rodríguez, comenzamos como un dúo instrumental. Yo quería hacer algo en la guitarra acústica. Me gusta mucho Rodrigo y Gabriela y Strunz and Farah Quería hacer algo parecido, pero un poquito más latino.

Llegamos a tocar dos o tres shows así. Nos contrataron en par de cosas, bodas y cosas así. Pero entonces me pasaba de que a veces en esos sitios alguna que otra persona me reconocía y me decía “Ricky cántate una canción tuya o una canción de Fiel”.

Entonces me dije, me sé canciones de Rubén Blades, me sé canciones de la Sonora Ponceña, me sé canciones de Richie Ray y Bobby Cruz. Me gusta Maelo, vamos a montar todas las canciones que podamos de salsa vieja. Y nos dimos la tarea y montamos Decisiones, Pedro Navaja, Buscando Guayaba, dos de Maelo.

SPR: Ahora Laureano y Rodríguez se ha convertido en un dúo de salsa.

Ricky: Salsa acústica. Aveces yo relajo en las presentaciones y le digo a la gente ustedes se están dando cuenta que nosotros los ponemos a bailar como si esto fuera un grupo de salsa, sin congas y es muy divertido.


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