Vivir en una isla como Puerto Rico es siempre una constante aventura. Para quienes nos miran de afuera desde el punto de vista de extensión geográfica y en comparación con otros países pensarán que es un lugar pequeño y fácilmente accesible desde cualquier lugar; Para quienes vivimos aquí, sabemos que es un sitior más grande del que se piensa en donde el moverse de un lado a otro es una aventura, un mundo lleno de pequeños mundos. Por razones históricas, raciales, de posición geográfica y geopolítica, esta isla ha sido una cuna de la cultura altamente creativa. Cada semana hay un sinnúmero de eventos en cada rincón: Desde cantautores, escritores, actores, bailarines reconocidos, hasta emergentes que con su arte crean sensibilidades y se buscan el pan nuestro de cada día o intérpretes que dan presencia a otros artistas a través de su arte.
Fue dentro de este contexto que un grupo de músicos variados y de amplia trayectoria musical decidió unirse juntando elementos que los conectan y lo que los hace diferente para dar vida a lo que llamaron La Banda Acústica Rodante compuesta por Mikie Rivera, Walter Morciglio, Rucco Gandía, Tito Auger y Nore Feliciano. Dentro de la visión individual y colectiva de este grupo, está la importancia de promover la música y la cultura con una visión social. Fue en esta línea de pensamiento con la cual surgió el hacer una gira llamada “Rodando por la Isla” en la cual llevaría su show por diferentes teatros de diferentes pueblos pequeños de todo Puerto Rico; Algunos que inclusive que los municipios casi ni usan. Fue una oportunidad no solo para llevar su música con shows donde cada uno de los conciertos tendría un toque especial, sino también de hacer y promover el turismo cultural, familiar y gastronómico en estos llamados tiempos de “crisis”.
Utuado: La aventura musical llena de nerviosismo, incertidumbre y adrenalina comenzó en este hermoso pueblo del centro de la Isla. En una tarde soleada, el teatro de Utuado se fue llenó de público tanto local como de pueblos aledaños así como otros aventureros que llegaron de otros lugares como Guayama, Ponce, San Juan, entre otros. Con un teatro efervescente de energía y ansiedad, el concierto dio inicio marcando paso a lo que sería el tono de esta gira. Se interpretaron canciones de cada cantautor en arreglos para la Banda; sendos homenajes a El Topo y Tony Croatto; así como una sesión en la cual cada cantautor a solas en tarima escogió alguna de sus canciones para interpretarlas.
La aceptación del público fue exquisita tanto así que no pararon de cantar durante casi todo el show y al final se pusieron de pie para aplaudir. Este concierto que fluyó dentro de lo sencillo, pero lo altamente cuidado, fue de la mejor calidad y sirvió para hacer algunos ajustes para el resto de la gira. Así, al salir, el fresco del campo fue un abrazo para asimilar lo vivido.
Naguabo: La segunda parada la gira estaba supuesta a continuar en el Teatro Diplo de dicho pueblo, en el este la Isla, pero por una situación de falta de comunicación en dicho municipio y la intransigencia y actitud de su alcalde, Noe Marcano Rivera quién fue muy desconsiderado hasta que el asunto comenzó a rodar por las redes sociales, por poco no se lleva a cabo. En un cambio de último momento antes que el “honorable” cambiara de opinión en donde no dio ni cara sino que envió un ayudante, ante el compromiso de La Banda Acústica Rodante con su público y con el apoyo de Pueblo Viejo Bar and Grill, se hicieron los contactos para alquilar sillas y carpa, y el concierto se llevó a cabo en el techo de dicho local.
A la falda de El Yunque y con su imponente vista de fondo a un lado y por el otro la plaza pública de dicho pueblo y su monumento en homenaje a Pedro Flores, se llevó a cabo este bello concierto mientras caía la noche. Otro público encantado con el sitio, que no se quitó ante el problema con el municipio, vivió una noche íntima, cercana a los músicos, muy especial. Esa velada, de modo únicol, contó con una joven pintora la cual pintó en vivo mientras la Banda tocaba. Fue una aventura rodante genial en donde La Banda entregó su talento, energía y personalidad individual y colectiva ante un público que hizo lo mismo y no se quitó ante la adversidad.
Cidra: La gira continuó con su tercera parada en la “Ciudad de la Eterna Primavera” y así se sintió tanto en el clima como en el calor de la gente de este tranquilo pueblo de la zona central de la Isla. En un concierto que comenzó antes que los otros – 3:00 PM – el Teatro Iberia se llenó rápidamente. Gente llena de sonrisas le daban un toque especial a ese lugar hermoso y acogedor. Ése calor humano La Banda lo sintió y, a pesar de ser un lugar amplio, había un sentido de intimidad muy particular que hizo de la velada una de las más intensas de la gira y que también se sintió en el modo en que la agrupación interpretó las canciones.
Ese día tuvo la particularidad que una pareja que había aportado en la campaña de recaudación de fondo para la gira, celebraba aniversario de bodas y, dentro del concierto, le regalaron una guitarra autografiada por los miembros de La Banda. El calor del público de la montaña y los visitantes que llegaron de distintos puntos de la Isla, el juego de luces, lo acogedor del lugar, hizo de éste uno de las presentaciones más trascendentales y especiales de la gira.
Añasco: En una tarde intensamente lluviosa en el oeste la Isla, la tercera parada se llevó a cabo en el Teatro Lolita Aspiroz de este municipio del oeste. A pesar de la lluvia, la gente se animó y respondió al llamado. El amplio teatro tuvo un público cautivante y cautivador. El concierto se llevó a cabo con la misma calidad e intensidad que había marcado la gira hasta ese momento.
Más que una sala grande, se sentía como el compartir en cual cualquier marquesina de cualquier casa tanto en lo fluido de la música y el evento como en los comentarios que hicieron los músicos en tarima y la interacción con el público. Fue una velada especial y sentida. Al final, nunca faltó el agradecimiento, las fotos, los aplausos, los comentarios de gusto de la gente, el suspiro de los cantautores.
Arroyo: Llegando al sur de la Isla, la gira hizo su cuarta parada en el hermoso Teatro Renacimiento de este pueblo costero. Durante la espera en el vestíbulo, se escuchaba a un orgulloso arroyano explicar por qué dicha calle llevaba el nombre del inventor del telégrafo, siendo Arroyo el lugar donde se instaló la primera línea de telégrafo de Latinoamérica en 1858 por el mismísimo Samuel Morse; Al fondo de la historia, se podían distinguir los acordes finales provenientes de la prueba de sonido indicando que ya las puertas del teatro estaban próximas a abrirse. Al entrar a la sala, nos encontrarnos con un teatro con tarima, butacas, sistema de sonido en perfecto estado y una arquitectura moderna que hacía sentir a uno en un escenario de vanguardia que nada tiene que envidiarle a espacios similares del Área Metropolitana. Ya el público en sus butacas, se escucharon los primeros acordes del bajo de Rucco Gandía correspondientes al tema de su autoría “Yo Canto” que se ha convertido ya en el tema de apertura de las presentaciones de la banda.
Le siguieron canciones que ya son parte del repertorio regular como: “Al frente” de Tito Auger, “El mundo es una amenaza” de Mikie Rivera, “El Circo” y “A donde voy” de Walter Morciglio, “#24” de Nore Feliciano y “Todavía” de Rucco Gandía, así como una compilación de temas en homenaje al cantautor puertorriqueño Antonio Cabán Vale “El Topo”, entre otras. Este concierto contó con la particularidad de varias primicias, siendo esta la primera vez que la banda interpretaba en público uno de sus temas inéditos titulado “La Manada”, así como la interpretación de un tema inédito de Rucco “Todo tiene su momento” inspirada en los luchadores del cáncer y que compuso como tema para las próximas marchas de concientización de la Sociedad Americana contra el Cáncer. Este concierto contó también como primicia con la presentación de un músico invitado, José Jorge Medina, quien interpretó dos temas junto a Walter Morciglio como muestra de su proyecto Mas-Que-Dos. Ya entrada la noche dominical, concluyó el concierto con temas de gran acogida por el público, como el” Wanabe” y “Boricua en la Luna”. Los Rodantes habían hecho su espacio en las páginas musicales de Arroyo haciéndose sentir en las tranquilas noches dominicales de la municipalidad bucanera.
Villalba: En una tarde intensamente lluviosa en donde la incesante precipitación parecía anunciar el tan esperado final de un largo periodo de sequía, este pueblo de la zona centro-sur se volvió escenario de la quinta parada de la gira. Las condiciones del tiempo no fueron impedimento para que tanto locales como visitantes de diferentes pueblos de la Isla se dieran cita en el teatro Adrián Rosado Guzmán. Una vez más, el teatro de esta municipalidad nos sorprendió por el excelente estado de las facilidades, equipos, butacas, dejándonos ver que contamos con una red de teatros alrededor de la isla que con la infraestructura necesaria para ofrecer espectáculos de gran calidad. Esta presentación tuvo la participación especial de Dori Lori, una joven villalbeña que deleitó a los presentes con sus temas inéditos a guitarra y voz y que se mostró, a lo largo de su participación, visiblemente emocionada por cantar en su pueblo y recordar anécdotas vividas en ese lugar. De hecho, al final del concierto la gente se le acercó porque no conocían de su arte musical ni que era de ese hermoso pueblo.
El concierto trascurrió con un repertorio de composición similar que también contó con temas del cancionero latinoamericano como “Todavia cantamos” de Víctor Heredia y “Todo Cambia” del chileno Julio Numhauser y popularizada por Mercedes Sosa. Para cerrar el concierto, interpretaron “El wanabí” para cuyo número invitaron a Dori Loli a unírseles. Así y con toda esa energía y emotividad, cerró la noche y con ésta el concierto. Habían ya rodado por las mojadas calles de Villalba una manada de locos.
San Germán: En medio de la belleza arquitectónica y de ese sabor a historia que caracteriza al “Pueblo de las lomas”, rodó el sexto concierto. Éste, previamente pautado en la ciudad de Mayagüez, tuvo que ser trasladado a la Ciudad de la Lomas por diferencias contractuales con el teatro original a semanas del evento. El Teatro Sol sirvió de escenario preciso para esa velada. Desde unas horas antes, el público comenzó a llegar y a formarse en fila a las afueras del teatro. Era evidente la atmosfera de apreciación musical y amplias expectativas de los presentes, dejando ver cómo el concierto era recibido no tan solo como una presentación musical más, sino como un evento cultural importante y necesario. Al entrar al teatro, ya más de un centenar de personas ocupaban sus asientos enarbolando banderas de la monoestrellada en clara sintonía con el mensaje en las letras del repertorio de Los Rodantes quienes en más de un tema exhortaron a los presentes a luchar por hacer de éste un mejor país.
El público se mostró comprometido con la propuesta en todo momento coreando las canciones, asintiendo y mostrando simpatía por las anécdotas que los integrantes de la Banda integraban entre tema y tema. Este concierto contó con la participación especial del dúo Flor de Viento, compuesto por Benytza Toro y Jose “Joselito” Flores, quienes deleitaron al público con 3 temas que esperan estar incluyendo en su primera producción: “Sin decir a donde”, “Canta cuna” y “Volver a vernos”. Tanto Benytza como Joselito son parte del equipo de producción del proyecto #rodandoporlaisla y su propuesta musical, Flor de Viento, ya viene formando parte de las tarimas que presentan música de autor. El concierto finalizó con una delirante interpretación del clásico de Roy Brown/Antonio Corretjer “Boricua en la Luna” que puso al público de pie, bandera en mano, coreando aquella reafirmación que dice: “Yo sería borincano, aunque naciera en la luna”. Sin duda fue y siempre será una velada para recordar y una atmosfera para repetir y perpetuar.
Manatí: Cerrando esta temporada de la gira Rodando por la Isla en el concierto número siente -número de connotaciones sagradas- el Teatro Taboas de este pueblo del norte sirvió de escenario y testigo de este mágico evento. En una tarde dominical del 13 de diciembre, en un ambiente ya marcado por las festividades navideñas, comenzó a desfilar por la entrada del teatro un público lleno de energía, entusiasmo y expectativas. Siendo ésta la última de las presentaciones del calendario, se albergó en ese recinto un público mixto en donde nuevos espectadores se daban cita para no perderse el espectáculo, pero también servía de punto de encuentro para quienes ya habían acudido a presentaciones anteriores. Se escuchaban conversaciones entre los presentes donde no era extraño escuchar un “¿Me recuerdas? Nos vimos en el concierto de Utuado” o un “No te veía desde el concierto de Cidra”.
A parte de ser el último concierto de la gira, el mismo tenía la peculiaridad de contar con un invitado muy especial: El cantautor Roy Brown. Luego de disfrutar de manera ininterrumpida el repertorio de la Banda, Los Rodantes abandonaron el escenario para dar paso a la presentación de Roy Brown quien estuvo acompañado magistralmente por el piano del maestro Carlos “Tato” Santiago. Ya en el escenario, Roy mencionó que era la primera vez que visitaba el casco urbano de Manatí y compartió una anécdota de cómo se había perdido para llegar al lugar desde Mayagüez. Así, entre anécdotas y acordes, Roy y Tato le regalaron al público los temas: “Sal a Caminar”, “En la vida todo es ir”, “Te venden”, “Arboles” y “Seattle” antes de devolverle el escenario a la Banda Acústica Rodante. Luego de interpretar los temas de “H.F.” de Mikie Rivera, “Nada Particular” de Miguel Bosé y “Wanabí” de Tito Auger, la Banda llamo al escenario a Roy Brown y Tato Santiago para finalmente interpretar los temas “Oboau Oboin” y “Boricua en la Luna” en lo que comprendió el cierre con broche de oro de esta temporada de gira.
Esta gira demostró que el pueblo puertorriqueño valora a sus músicos, los apoya, gusta y necesita de este tipo de eventos; Que vivimos en una Isla hambrienta de que se rompa el mito de que para hacer conciertos y espectáculos de altura deben ser en el Área Metropolitana o las grandes; Que pesan más la causas sociales y la calidad que públicos llenos de anónimos y espectáculos producidos pensando que es “otro show más”. Para quienes tuvimos el gusto, privilegio, valentía y reto personal de rodar con estos locos, como ellos muchas veces se llaman, pudimos experimentar la riqueza geográfica no solo de lugar y clima, sino de gente que hace de nuestra Isla una enorme y única en el mundo. La música unió personas; Estos cantautores juntaron desconocidos; Descubrimos y redescubrimos una isla ricamente explosiva en paisajes, gastronomía, pero sobre todo, en riqueza humana. Al final quedó y queda la sensación de, como dice Tito Auger en su canción, “probar de que estoy (estamos) hecho”.