Puerto Rico es una isla rica en cultura y en expresiones de la misma. Nuestra vida cultural está en constante evolución desde la tradición de la cual se fundamenta a la integración de diferentes elementos de otros países. Existe una nueva generación de cantautores y poetas que han aceptado el reto de los tiempos y que todas las semanas se presentan en diferentes partes de la Isla o fuera de la misma. Curiosamente y como hacía tiempo no se veía, esta generación (Como también pasa en México, España y Cuba, por ejemplo) ha sentido el gusto de la fusión de poesía y música. Es así como en muchos espectáculos de cantautores a veces estos invitan a algún amigo suyo poeta para que interactúen dentro de alguna canción; O en noches de poesía contar con músicos de invitados. El pasado sábado se llevó a cabo un junte muy especial de cinco cantautores y cuatro poetas así como una magistral presentación musical de una niña de 12 años hija del poeta organizador; Un evento que fue descrito por todos los presentes como “mágico”.
Cuando el azul de día se convertía en el negro de la noche y una brisa fresca se volvía una erizante caricia, la histórica Casa Museo Federico Degetau de Aibonito se iba llenando de público que venía con curiosidad y ansías de sentir y vivir. En el sótano, que sirve de taller de arte, poetas y músicos se encontraban, se conocían unos a otros, maquinaban cómo correría el evento y brindaban con vino la belleza del viaje, del lugar y de la gente. Un gran gasebo de techo alto en donde se ubicaba una silla y un atril rodeados de plantas, telas, luces y a ambos lados las banderas de Puerto Rico y Lares, luces tenues, servían de escenario y daban un sentido de intimidad y bohemio muy particular.
De pronto, la música que estaba de fondo mientras la gente se ubicaba, se apagó y la voz del poeta Angel L. Matos, organizador y anfitrión, comenzó a sonar leyendo de su teléfono móvil un poema que recientemente escribiera a quien se le dedicaba la noche: Ivania Zayas. Visiblemente emocionado durante la lectura del texto, la gente se solidarizó y entró de lleno al evento. Al terminar, dio la bienvenida y habló de lo que se trataba el mismo y el por qué se le dedicaba a Ivania. Seguido, Guelo Rivera, director de la Casa Museo Federico Degetau, dio también la bienvenida y gratitud a todos y todas por estar.
La velada musical-poética comenzó con la presentación de la hija del poeta Angel L. Matos que con su melodiosa y potente voz cantó unas canciones muy especiales del cancionero de nueva trova latinoamericano acompañada en la guitarra por el músico Nelson Amílcar Arroyo. Su repertorio estuvo compuesto por: “Cantares” de Antonio Machado y musicalizado Joan Manuel Serrat y “Si se calla el cantor” de Atahualpa Yupanqui las cuales interpretó sola; En “La Maza” de Silvio Rodríguez y “Brazos de sol” de Alejandro Filio intervino con poesía su padre; Además cantó ls canción “Papá cuéntame otra vez” de Ismael Serano la cual que robó lágrimas en el público ya que el preámbulo de la misma fue un poema que le escribiera el poeta Angel Matos a ella y el cual lleva de título “Canción de cuna a tus 12 años” en el cual el propio poeta hizo varias pausas intensamente sentido por el texto y de tener a su hija al lado.
Luego de un profundo y sentido aplauso, la música continuó con la presentación de Emanuel Emilio Piñero. Con su potente voz, su intensa guitarra y con la profundad de su canciones, llevó al público entre emociones intensas. Para su última canción, invitó al poeta José Ernesto Delgado fusionando poesía y música. Al despedirse, el poeta José Ernesto hizo su lectura con una poética que, como él mismo dijo, seguía la línea paternal que Angel Matos había trabajado en la canción con su hija así como un último poema dedicado a la que será su esposa. Al terminar, el poeta presentó a la cantautora Cheryl Rivera. Con su melodiosa voz, la poética de las notas de su guitarra, la dulzura de sus palabras y la intensidad de sus canciones llenas de historias, robó miradas, aplausos y muchos comentarios de gusto con sus canciones. En cierto momento de su participación, entró a escena la poeta Michelle R.O. con quien interactúo en una canción y que luego la poeta a solas presentó un poema suyo. Al terminar Michelle, Cheryl invitó a pasar a Iván “Banjo” Fontánez para juntos interpretar una canción que crearon y que se llama “La flor de la vida” y con la cual demostraron la pasión que ambos viven por la existencia y su magistralidad vocal y musical.
Luego de cálidos aplausos, Cheryl presentó al cantautor Celso Garayúa. Antes de cantar, Celso agradeció la invitación, compartió lo impresionado que estaba con la gente y evento y también pidió disculpas si le fallaba un poco la voz porque dijo que había llorado muchísimo durante la interacción del poeta y su hija. Sin embargo, no fue así y su viaje musical por varias de sus composiciones fue variada e impecable compartiendo historias entre canción y canción. Para su última interpretación, invitó a la poeta Angélica María y entre ambos fusionaron una canción con un poema llenos de pasiones. Al salir, Angélica María con su potente voz y verso preciso y sentido puso la gente a sentir, a vibrar, a suspirar. Luego, la poeta presentó a la cantautora Adlín Dávila quién agradeció la invitación y compartió el detalle que era la primera vez que se presentaba ante un público en un espectáculo. Sus canciones estuvieron llenos de pasión y sentimientos encontrados acompañados en su dulce voz que bien el público supo valorar y aceptar.
Al terminar Adlín, presentó al cantautor Iván “Banjo” Fontánez. También agradecido y en un cambio radical, pero agradable de estilo, llenó con su energía y ritmo aquel espacio poniendo a la gente a bailar en la punta de las sillas. Con su estilo lleno de fusión de ritmos, sus palabras sinceras y explosivas, su gran manejo de la guitarra y el escenario, la noche vibró con él. Para cerrar su participación, invitó a la poeta Jessika Reyes en donde fusionaron canción y poesía de corte social. Fue tanta la energía, que Banjo se quiso quedar para acompañar en la guitarra a la poeta siendo una lectura muy rica, sonora y llena de complicidad con el verso sincero, sencillo y explosivo de la misma. Luego, el poeta y anfitrión Angel Matos subió para despedir el evento no sin antes dejar que el poeta Néstor Segundo leyera un poema suyo.
Bajo el cielo aiboniteño y refrescados por el clima de ese pueblo de la montaña, el calor humano de la gente multiplicado en las emociones y sentimientos provocados por los músicos, hizo de esa noche una inolvidable y muy difícil de repetir. Poetas y cantautores dieron un viaje creativo lleno de diversidad, pero a la misma vez de unidad y de lazos comunicadores aun cuando muchos no se conocían. Allí se vivieron poco más de tres horas ininterrumpidas e intensas las cuales mucho público se vivió de principio a fin marcando vidas y escuchándose constantemente entre la gente la palabra “magia”.
Al final, cuando se escuchaba el sonido de la gente recogiendo, poetas y músicos que allí aún seguían, acompañados por el acordeón de Guelo Rivera, celebraban al estilo y cancionero puertorriqueño la vida y la riqueza de lo que somos: Cheryl, Banjo y Celso improvisaron estrofas y décimas y el poeta Angel Matos hizo lo suyo también creando poesía en vivo. De ese modo terminó una noche que jamás será olvidada y que marcó corazones que ya nunca más volverán a ser los mismos. En Aibonito se vivió una velada en donde se demostró y vivió una cultura que sigue viva y cautivando con calidad y creatividad a la gente.