A finales de los años noventa, el rock en español reinaba en las ondas radiales. Hasta nuestros lares llegaban bandas del exterior como Los Fabulosos Cadillacs y Los Enanitos Verdes para apoderarse de la juventud boricua. Sin embargo, la representación isleña ya iba pisando tierra firme en la historia del rock latinoamericano. En efecto, grupos del patio como Sol D’Menta y Skapulario ya tomaban el control de la escena local independiente antes que Maná llenara el Estadio Hiram Bithorn.
Esa década gloriosa del movimiento rockero coincidió con mi tiempo de estudiante universitario. No me perdía un festival o una noche de música ligera en el área oeste. De hecho, recuerdo una banda impactante por su singular creatividad y despliegue artístico. Un grupo del área noroeste que nos deleitaba con su performance místico mucho antes que Cosmos 94 quemara “Rayando el Sol”. ¿Acaso es necesario explicar que se trata del Manjar de los Dioses?
El junte del dionisíaco proyecto estuvo liderado por José Luis Abreu -mejor conocido como Fofé- el frontman más versátil y teatral de la región. Con su inigualable interpretación vocal trascendió en nuevas propuestas sonoras como la exitosa banda Circo. Pero antes del fin, la historia continúa.
Hoy, le debemos el regreso al Lujo eterno – la más reciente propuesta discográfica- de Fofé y los Fetiches. En compañía de Jorge ‘Bebo’ Rivera en teclados, el bajo de Luis Rodríguez, las guitarras de Javier Pérez y Jan Carlo Rivera en batería y percusión, el cantante renueva el repertorio melódico con una avalancha de canciones refrescantes y modernas.
Desde el primer tema, la banda seduce con un pop rock apasionado y lleno de armonías. El “Barquito de papel” nos lleva a flotar por las inflexiones vocales ‘a lo Fofé’. Ni hablar del sencillo “La mañana blanca” donde los sintetizadores complementan un texto rico, pícaro y atrevido.
*Artículo previamente publicado en Diseñado en Puerto Rico.