Al caer la tarde sobre la Villa del Capitán Correa, el cielo va cambiando sus matices de colores. A lo lejos, la luz de su Faro va tomando más presencia y notoriedad marcando rumbos. En la tarde del pueblo de Arecibo, en su recinto de la Universidad de Puerto Rico, algunos estudiantes van abandonando el estacionamiento del mismo para sus espacios ser tomados por un público de variados lugares geográficos de Puerto Rico que va llegando a presenciar el concierto de la cantautora cubana, Gema Corredera, titulado: “Es mujer, es Caribe, es arte”. Así, bajo la brisa en donde mar y montaña se confunden y funden, decenas de rostros alegres, entusiasmados y ansiosos hacían fila entre anécdotas e historias. Allí, entre otros, se juntaron artistas de diferentes lugares como las cantautoras Cheryl Rivera y Kinaí Medina, así como la cuatrista Emma Colón Zayas.
Al abrir las puertas, una escenografía que redimía a uno al algún cabaret o taberna muy bohemio enseguida eliminaba la idea de estar en un recinto universitario. Un saxofón y una flauta, tres bongos, una batería, un contrabajo y un piano de cola auguraban en su silencio aún cierta musicalidad que entraba por los sentidos y provocaban cierta melodía en el alma; así también un caballete con potes de pintura en el suelo y un embace con pinceles. En cierto momento, las luces de teatro se tornaron bajas y entraron a escena los organizadores del evento quienes hablaron de la importancia del mismo y cómo surgió.
Entraron a escena los músicos: Yan Carlos Artime (coros y piano), Ramón Vázquez (contrabajo y dirección), Raúl Maldonado (batería), Daniel Díaz (percusión y coros) y Ricardo Pons (coros, saxofón y flauta); Así también el pintor arecibeño Noin Rivera quien estuvo pintando en vivo diferentes obras durante todo el concierto al ritmo de la música. Al son del bolero “Canción breve”, entró con su potente voz, cadencia e histrionismo, Gema Corredera, quien fue recibida con un profundo aplauso. Seguido e intercalando boleros con son sones cubanos, Gema interpretó: “Derramando luz”, “Chévere”, “Ciego de amor”, “Más allá”/”Lo feo”, “Chan chán”, y “Ridícula emoción”. Al terminar esta última, Gema dijo una sentida, certera y concisa disertación sobre el amor y los boleros en la cual expuso que “Hay boleros que llegan para salvarnos aún de nosotros mismos”; Y así pasó a interpretar “Un bolero que te salve” el cual robó un profundo aplauso que se mezclaba con los sonidos de suspiros. Al final de esta canción y de agradecer al público con una mirada llena de brillo y sus manos en su pecho, presentó con gran emotividad al cantautor Glenn Monroig con quien interpretó a capela “Longina”. Luego de un abrazo al terminar la misma, Gema pidió a Glenn que cantara una canción de él y juntos, acompañados de la banda, cantaron “Ni tú ni yo”. Seguido, Glenn salió de la tarima y la cantautora terminó su entrega con canciones como: “Parar de fumar” y “La lengua”. Con una gran despedida, Gema salió de tarima, pero ante el coro de voces que pedía otra, regresó e cantó “Sangre revuelta” que puso al público de pie aplaudir y cantar junto con ella.
Al apagarse la luz y con un teatro aún vibrante de energías en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Arecibo, se quedaba una vibra y energía imposible de definir y describir con palabras. El público abandonaba dicho lugar lleno de emociones, sonrisas y un sentido de hermandad muy especial. En tarima, músicos desmotaban sus equipos entre comentarios de lo que sintieron y de profunda satisfacción. Con el teatro casi vacío y cambiada de vestimenta, una Gema Corredera apareció para agradecer a sus músicos el excelente trabajo realizado. Ella se confundió en abrazos lleno de energía con la gente allí presente que la esperaba con quienes se tomó fotos recordándoles que la “taggearan”. Así también recibió algunos regalos que como un poema de este servidor escrito y montado con una foto de Gema y enmarcado la cuál le gustó mucho y provocó un gran abrazo.
Así un escenario se fue vaciado de personas, instrumentos y cables. Los allí presente se encaminaban a cenar y celebrar el concierto. Un silencio aún con las melodías de la música y voz de Gema Corredera se quedaba como tatuado en el cemento y las cortinas de aquel lugar. En Arecibo se escribió una historia de la música caribeña que seguirá vibrando y sonando por siempre en ese lugar y en los corazones de todos y todas quienes allí dejaron de ser ellos para ser otros más nuevos de ahí en adelante.