Al caer la tarde de un domingo, el pueblo de Utuado respira paz bajo el sol y la brisa fresca. Por las calles, gente caminando observa los edificios, conversan, se saludan. En un rincón del casco urbano, el Centro Cultural Jesús María Muñoz se va llenando de personas que llegan con refrescantes sonrisas. Mientras en la recepción la gente ojea una colección de discos a la venta, adentro, los que ya entraron van tomando sus mejores asientos. Hay una sensación de complicidad, de arte, de vida, de calor humano que provoca un gusto terrible el estar allí.

Con una sala llena, de entre unas cortinas al lado derecho de la tarima aparecieron los protagonistas de la noche: Mikie Rivera, Walter Morciglio, Rucco Gandía, Tito Auger y Nore Feliciano: La Banda Acústica Rodante. Con un saludo plagado de energías y ciertos nervios, Rucco Gandía dio la bienvenida a la tarde. Seguido, las guitarras comenzaron a sonar, la gente se acomodó, la música comenzó a apoderarse de ese hermoso lugar. En ese juego de combinaciones de los cantautores, en ocasiones todos a la vez, en otras algunos de ellos, interpretaron canciones como: “Yo canto”, “Al frente”, “A dónde voy”, “El mundo es una amenaza”, “#24” y “Todavía”. Luego de esta canción, hicieron un homenaje musical a Antonio Cabán Vale, “El Topo”, la cual despertó gran entusiasmo entre los asistentes. Al terminar, interpretaron “Todas” y luego a solitarios en la tarima cantaron Rucco Gandía, Walter Morciglio y Mikie Rivera. Al recibir un gran aplauso y esa sorpresa de interpretaciones, el concierto continuó con las canciones: “El circo”, “Música”, “HF”, y cerrando con “Nada particular” con la cual se despidieron. Ante un pueblo que se puso de pie, la Banda Acústica Rodante regreso y no solo regalaron una canción adicional, sino que fueron dos: “No cantaré” y “Wanabí”.

Con efusivo aplauso de un pueblo, los Rodantes se despidieron de Utuado. A ese lugar se dio cita gente de pueblos lejanos a éste y que cantaron, bailaron y se llenaron de emociones ante la música y lo que allí se estaba viviendo. Utuado pudo sentir y vivir la música de cinco grandes cantautores que no solo se juntaron para llevar a cabo este proyecto musical, sino llevar su música de gira a pueblos en donde este tipo de conciertos no es común. La gente de Utuado supo agradecer ese gesto. Cada uno de los cantautores brillaba de felicidad y la gente los pudo ver, escuchar, tomarse fotos, y sencillamente haber vivido un evento, tal vez, único en sus vidas.

Al salir de teatro, la noche reinaba sobre Utuado. Un cielo infinitamente estrellado nos despedía y guiaba a todos en nuestros viajes. En silencio, cada cual partió a su destino dejando atrás una estela de emociones que nunca jamás podrá ser borrada.


Leave a Reply