Desde un poco antes del año dos mil, en los finales de los noventa y el auge del movimiento del rock en español, poco a poco enredé mi vida en la industria musical puertorriqueña.  Sabiendo ya, que el sueño de los ochenta de ser descubierto por una disquera y ser llevado al estrellato era un cuento viejo y absurdo, me embarqué en el viaje del ‘do it yourself’ antes que fuera algo de moda, yo era mi propio ‘entrepreneur’ y mi ‘startup’ eran mis canciones y las ganas de hacer un trabajo visible y distinto en la industria local.

Así, me he probado muchos sombreros en la industria y he trabajado como artista de ‘covers’, como cantautor, guitarrista de estudio, ingeniero de sonido, productor de eventos, asistente de producción, diseño de audio para películas, compositor de bandas sonoras para TV, Cine y Teatro, productor de discos, ‘road manager’, agente de ‘booking’, manejador; en fin, le he dado la vuelta entera al mundo musical. He tenido la dicha de compartir tarima con muchos de los artistas que admiro, estuve nominado dos veces al Latin Grammy, trabajo de cerca los proyectos de Tito Auger, Roy Brown, La Banda Acústica Rodante y Más Que Dos, además de ser cantautor residente y productor musical del programa televisivo Música Para Tus Oídos, ganador de un EMMY en el 2015.

Hago mención de mis experiencias, pues la necesidad de hacer tareas específicas, me llevó a experimentar en muchas facetas de la industria y conocer muy de cerca las deficiencias y necesidades de cada una. Agradecido y feliz, sigo en la lucha de hacer arte en la escena boricua. Sin embargo, ciertas constantes no cambian en nuestra Isla. Esas mismas preocupaciones e indiferencias que sufríamos hace quince años son las mismas que vivimos día a día en este futuro posible. No digo que no han pasado cosas buenas, hemos gozado de eventos y momentos importantes en nuestra escena, además de contar con la dicha de una nueva generación de artistas que siguen creando música día a día, aún así el reto que nos queda es grande y complejo.

Navegando por el ‘timeline’ miraba un ‘meme’ que leía: “real music is not on the radio”.  Este planteamiento está muy cerca de describir en pocas palabras la realidad de la industria musical boricua.  Si miramos los esfuerzos de la prensa independiente que destacan los trabajos del musicales del 2015, (#Las20del15 por Sonando En Puerto Rico, Las 20 producciones del 2015 por La Fundación Nacional para la Cultura Popular, Los 15 discos del 2015 de Puerto Rico Indie), muchos de esos trabajos son desconocidos para la gran mayoría del público local. Estamos hablando de unos cincuenta discos o más de trabajo inédito hecho en la Isla, producciones discográficas de calidad que están a la par de cualquier industria del planeta y que apenas se conoce de su existencia en el país donde se produce.

En ánimos de comenzar una discusión sobre este tema, destaco unos siete puntos importantes para el buen desarrollo de la industria musical puertorriqueña.

1. Difusión de la música

Algo tienen en común Ricardo Arjona, Franco de Vita y Sin Bandera.  Todos recibieron el apoyo de la radio y la televisión para ser reconocidos en Puerto Rico.  Si nuestra música tiene un espacio futuro en estos medios, dependemos de la buena gracia de los ejecutivos de las emisoras para recibir más espacio de difusión para la música local.

La radio y la televisión siguen siendo grandes medios de mover la música en Puerto Rico y el crecimiento de programas de música en la TV, espacios de programación dedicados a lo local y métodos de apoyo al músico independiente son recetas necesarias para el crecimiento de la escena.  Necesitamos que la radio vuelva a creer en el producto nacional.

2. Apoyo de la prensa

De igual manera que la TV y la radio, la prensa ocupa un espacio importante en la difusión del trabajo local.  Gran parte de los espacios de publicación sobre música van designados a artistas del exterior o notas de ‘entretenimiento moderno’.  Necesitamos el apoyo directo de los editores de las publicaciones de la Isla para poder llegar a más potenciales consumidores de la música local.

3. Apoyo Gubernamental

Si tuviéramos un sistema gubernamental con cimientos administrativos que fomentara la producción local, entonces la poca acción gubernamental no sería un problema.  En cambio, igual que para las pequeñas y medianas empresas que mueren inundados en papeleos gubernamentales, el Gobierno ha creado en los pasados años más escollos para la industria musical como lo es el caso de la Colegiación de Productores.

En Puerto Rico para hacer un concierto de Maddona en el Choliseo o un evento de una banda independiente en La Respuesta el Gobierno pide los mismos requerimientos de licencia de producción.  Es poco favorable un sistema como este, que en un principio se instituyó para proteger a las productores nacionales de entes exteriores, ahora se ha convertido en una guillotina para pequeños productores y limita la cantidad de producciones independientes en la Isla.

No sólo es sólo ilógico, regir con las mismas exigencias a producciones de millones de dólares contra eventos que generan quinientos dólares en la puerta, si no que es casi imposible completar los requerimientos que exigen para obtener una licencia de producción en la Isla (trabajar tres años de interno con un productor, hacer un bachillerato de producción o probarles a ellos que producías antes del 2008).  Necesitamos nuevos métodos de acción gubernamental, excepciones a esta regla que hagan posible licencias de producciones para eventos pequeños y apoyo de las municipalidades para incrementar la producción de eventos en las plazas y teatros que viven sin ser ocupados día a día.

4. La iniciativa de los ‘venues’

Entendemos por ‘venues’ todo tipo de local que tenga música en vivo.  Es importante compartir la carga de la inventiva de producción entre todas las personas involucradas en el evento.  Para tener una actividad exitosa hace falta un trabajo de grupo con metas claras y precisas.  Si eres dueño de negocio y quieres música de fondo, entonces no contrates un grupo en vivo.  Deja ese trabajo para una vellonera o Spotify.

En cambio, si deseas tener música en tus espacios trata con respeto a los músicos y al público, crea un espacio eficiente para acomodar el evento, ten publicidad efectiva y educa al público para que sepan que llegan a un evento musical y no a competir a gritos con la banda en vivo.

5. Inversión Privada

Eventos como Heineken Jazz Fest, Coors Light Indie Festival y el Festival Todo Acústico, son actividades comprometidas con el desarrollo de la música independiente en la Isla.  Necesitamos el apoyo de las marcas que tanto beneficio encuentran en el consumidor boricua, para que devuelvan un poco al pueblo que los apoya.  Hace varios años recuerdo el Medalla Trova Rock, que apostó por la música de autor en la Isla y produjo eventos y discos de ese espacio creativo.

Necesitamos más de esa iniciativa desde la mano de las marcas destacadas en Puerto Rico.

6. El compromiso de la audiencia

Cada vez que vas a Choliseo a ver un artista del exterior te gastas unos buenos dólares en una noche.  Con taquillas, cerveza, parking, pizza y otros te puedes invertir unos $250 en entretenimiento musical.  Sin embargo, te quejas por pagar un ‘cover’ de $10 en cualquier lugar de San Juan.  El apoyo a nuestros productos nacionales es importante.

Cada vez que compras un disco o vas a un concierto estas apoyando el crecimientos de muchos empleos en la escena, desde el ingeniero de sonido, el artista gráfico, el representante, los locales y el artista mismo. Al asistir a un concierto inyectas de valor la escena independiente. Este tipo de compromiso de la audiencia es un factor indispensable en el buen desarrollo de la misma.

7. El nuevo músico

En fin, el nuevo músico. El artista del 2016 es un pulpo lleno de tentáculos necesarios para subsistir en la industria. La generación del DIY (Do It YourSelf) nos ha dejado con un ramillete de responsabilidades y obligaciones que llenar para poder llegar hasta un micrófono a cantar nuestras obras.  Hay que ser representante, músico, manejador, editor de videos, ingeniero de sonido, negociante, ejecutor y protector absoluto de tu obra.

El músico moderno tiene que estar listo para saber delegar todo o saber hacerlo todo.  Debemos encontrar en la unidad de la escena, la creatividad y el desarrollo de nuevas plataformas de trabajo; el futuro de una escena independiente local que muchas veces para estar tendiendo de un hilo.

Al final de todo, la próxima carta por jugar está en nuestras manos.


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