Entre adoquines, transeúntes, vehículos e historias, se yergue el histórico Teatro Tapia en el Viejo San Juan. Entre la magia de sus paredes, de sus memorabilia histórica, de sus balcones, de su hermosa y enorme lámpara, de sus tarima tan llena de memorias en silencio, el sábado 18 de junio se impregnó con la música y la magia en concierto de Gema Corredera “Más allá de la música”.

Al llegar, su rostro en una promoción adornaba y convidaba en una de las esquinas de afuera del teatro. Una fila con gente llena de sonrisas, el calor y la amabilidad de los empleados del Teatro, auguraban una noche sutil y sublime. Adentro, el público iba tomando sus asientos mientras una música muy cubana de fondo hacía agradable las conversaciones pre-concierto. Poco a poco se fue llenando el Teatro. Las llamadas para tomar asiento, fueron bastante seguidas, pero no hacía falta esperar mucho: El sitio estaba lleno, la gente estaba ansiosa, la historia por escribirse estaba sobre el tintero.

Entre conversaciones que sonaban a susurro, la luz del Tapia fue bajando. En la tarima, siluetas se veían moviéndose a tomar su espacio frente a sus instrumentos. En un pasmódico silencio, salió a la luz de entre las sombras Gema al centro de la tarima cantando a capella con su maravillosa voz la canción “Más allá de la música” de Marta Valdés. Al terminar dicha canción y con su cara llena de alegría, casi al punto del llanto, al ver el Teatro lleno, dio la bienvenida, agradeció al público su comparecencia y recordó, como siempre hace, que Puerto Rico es su segunda casa.

Para ponerle ese sabor que la caracteriza, el concierto continuó con las canciones “Chévere” de Vanito Brown y “Derramando luz”  de Alejandro Gutiérrez. Dando una muestra no solo de su calidad vocal e interpretativa, sino del talento para hacer sonidos de instrumentos con su boca, cantó e hizo un jamming haciendo de trombón con su voz y acompañada con la percusión y el saxofón en el medley de las canciones “De Nueva York a La Habana” de Descemer Bueno y Pavel Urquiza (En esta canción, su semblante cambió al hablar de lo importante que había sido su paso por el dúo de Gema y Pavel y la gratitud e importancia de éste en su vida y carrera mientras iba en la pantalla pasando imágenes de diferentes momentos de la carrera de ese dúo) y “Sangre revuelta” de Luis Barbería; Talento que el público supo premiar con un cálido aplauso y vítores.

Volviendo a la bohemia, Gema se dirigió a una esquina de la tarima en donde había un sofá victoriano color vino con una lámpara alta; Se sentó, tomó la guitarra, habló de cuánto ama a Puerto Rico e interpretó a solas e íntima “Corriente alterna” de Leo Masliah. Con ese sentido de intimidad y siguiendo esa línea, regresó al centro de la tarima y junto con su banda, cantó: “Sé feliz” de Descemer Bueno, “Lo feo” de Teresita Fernández a voz y piano y “Ciego de amor” de Descemer Bueno; Canciones que robaron suspiros que se podían escuchar y sentir llenos de melancolía.

Luego de esta sesión de canciones, Gema habló de la importancia de Marta Valdés en su poética y su bolero. Así quiso hacerle un homenaje musical y cantó de Marta: “Palabras”; luego se presentó en la pantalla del vídeo clip “Sin ir más lejos”; Seguido retomó el micrófono y estando tanto ella como el público llena emociones, cantó “Canción del Año Nuevo”.  Para la última canción de este homenaje, Gema reconoció el apoyo de la cantante Martirio y de modo virtual mientras salía la misma en la pantalla del Teatro, interpretaron a dúo “No es preciso”.

Con todas esas emociones a flor de piel, el concierto continuó con dos momentos emotivos. El primero fue, la interpretación de la canción “Un bolero que te salve la vida” de Descemer Bueno. El segunda, cuando regresó a sentarse en el asiento en donde rompió en llanto luego de presentar a los músicos (Piano y director: Roberto Carcassés (Cuba), bajo: Roberto Feliciano (Cuba), Percusión: Alfredo Chacón (Cuba), Batería: Tony Escapa (Puerto Rico), y Saxo: Ricardo Pons (Puerto Rico)), y dijo: “Ustedes no saben lo que este concierto significa para mí”. Ante un aplauso que la compuso, presentó a su invitada de la noche: Ile. Con la sencillez que la caracteriza y una sonrisa tímida, cruzó la tarima para encontrarse en el sofá con Gema e intercambiar un cálido abrazo. Gema contó cómo conoció a Ile y quedó impactada cuando la escuchó cantar “Olas y arenas” de Sylvia Rexach; Ile agradeció y cantó con su potente voz una estrofa de dicha canción que arrancó profundos aplausos. Luego, pasaron al centro de la tarima en donde cantaron a dúo “Cuba es” de Kelvis Ochoa y Yotuel Romero.

Agradecida y agradeciendo, la noche cerró con el sabor y la picardía de las canciones “Parar de fumar” de Vanito Brown y “La lengua” de Pavel Urquiza y Descemer Bueno. Para dichas canciones, la gente se puso de pie y bailó. Al despedirse, la gente comenzó a pedir otra, como es común en Puerto Rico. Luego de un ratito, el Teatro se apagó y desde la entrada principal del primer piso, se escuchó el sonido de la plena. Así apareció de entre las cortinas y caminando y tocando por el pasillo principal hacia la tarima, el grupo puertorriqueño Viento de Agua. Gema con su banda salió a tarima y dijo: “¿Ustedes se creían que iba a venir y no iba a haber plena?”. Sonrió y el grupo interpretó la canción “Ciudadano del mundo” de Ricardo Pons.

Al terminar el concierto, la gente se encontraba en los pasillos del Tapia en donde se juntaba tanto conocidos y no conocidos, pero que entre unos y otros reinaba una sonrisa de complacencia, de gozo, de complicidad, de felicidad. Poco a poco se vaciaba mientras un grupo se quedaba para conversar, intercambiar ideas, ponerse al día de sus vidas y proyectos. Luego de un rato, allí llegó Gema, cansada pero feliz; Repartiendo besos y abrazos sentidos; Siendo el ser natural y sencillo de todos que es y sabiendo que dejó una huella llena de historia, de emociones, de talento, de humanismo que quedó tatuada en aquel edificio y en la gente que estuvo y que luego de esa noche algo en ellos nunca más volverá a ser igual.


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