El centro de la isla de Puerto Rico se ha vuelvo un epicentro de la cultura y la música retomando lo que alguna vez fue. Pueblos como Corozal, Barranquitas, Morovis, Ciales Orocovis, han tenido el surgir y resurgir de negocios cuyos dueños de restaurantes y barras han hecho de los mismos un lugar para la música puertorriqueña, en especial la de cantautores. Uno de esos lugares que se ha vuelto, como lo define su dueño Luis Sánchez, el “Centro Bellas Artes de los Chinchorros”, lo es El Embeleko. En este lugar con gran clima y calidad humana en la frontera entre Naranjito y Comerío, el lunes 19 de junio de 2017, se llevó a cabo el concierto “A quién pueda interesar”; concierto que reunió a los cantautores Tito Auger y Melvin Padilla, además de un invitado sorpresa.

En un atardecer fresco y con el cielo lleno de colores pastel, desde cerca de las seis de la tarde, la gente comenzó a llegar con sus neveras, sillas de playas y comenzaron a tomar su lugar de predilección en El Embeleko. El concepto de este tipo de concierto es que las personas pagan un precio de entrada, todo lo que está dentro del negocio se ha sacado previamente (incluyendo la mesa de billar),l as personas traen sus propias sillas y lo que vayan a tomar y comer, y se ubican en donde gusten. De ese modo, la gente fue llegando en parejas, grupos y llenando el lugar no solo de cantidad de gente, sino de calidad de la misma en un ambiente de cordialidad, amabilidad y fraternidad en donde era común escuchar frases como “Mira, esa es mi neverita, abre y coge lo que quieras de ahí”. Así que ese junte de paisaje y personas, vaticinaba que algo bonito e intenso por ocurrir.

Poco más de las siete de la noche, la voz del declamador y poeta David Díaz, invitó a las personas a tomar sus lugares y comenzar. Así, la música comenzó a adueñarse de los espacios con la voz única del cantautor Melvin Padilla y su banda. Con una vestimenta casual y sencilla, pero con su potente voz, la interpretación de sus canciones originales que la gente ha hecho suya y que supo cantar con él a pura pasión, las emociones se despertaron y dio inició una velada sublime y sutil. El cantautor cantó con una pasión muy particular a la que se está acostumbrarlo a ver; Ciertamente estaba emocionado por el evento, las personas allí presentes y la especial acogida recibida. En su participación, tuvo de invitado al poeta Angel Matos quien recitó uno poema suyo durante la interpretación de una de las canciones; Además, más adelante en otra canción al poeta y declamador David Díaz. Melvin cerró su parte con la interpretación de una de sus canciones más celebradas la cual puso al público de pie y a bailar: “Oda al bar”. Sin embargo, el público enardecido pidió “otra” y éste los complació dejando el espacio perfecto preparado para el resto de la velada musical.

Luego de un breve receso, entró a tarima el invitado sorpresa: El cantautor Ricky Laureano. Al terminar de montar su equipo, David Díaz volvió a pedir al público tomar lugar y, al presentarlo, el público explotó en un caluroso aplaudo que llenó de emoción al cantautor. Su participación estuvo matizada por canciones originales en las cuales hizo alarde no solo de su calidad como guitarrista, sino como compositor e intérprete. Entre canción y canción y con la humildad que lo caracteriza, Ricky agradeció al público su apoyo y habló sobre las canciones que interpretaría. A parte de sus canciones de solista, cantó varias que hizo famosas con la banda de Fiel a la Vega. Para cerrar su participación, interpretó una canción de Rubén Blades en la cual contó con la participación en el trombón del vocalista y fundador de la banda Radio Maniaco, Isaías Sánchez, el cual, con su vultuosidad en este instrumento, elevó la canción una un nivel alto. Ricky intentó despedirse agradeciendo la invitación para ser parte de ese evento, pero la gente pidió otra y éste gustosamente los complació.

Con esa energía que dejó Melvin y luego Ricky, la gente esperaba entre conversación y conversación la presentación de Tito Auger para cerrar una noche que ya estaba llena de memorias inolvidables. De pronto, pasó callado y tranquilo hacia la tarima Tito; Fue anunciado y con su ya emblemático “muchas gracias gente”, comenzó su viaje musical con un ardiente aplauso de un local repleto de gente en una misma sintonía.

Su viaje musical fue entre ese repertorio que le ha dado esa identidad musical de la cual goza. De Fiel a la Vega, a Silvio, a Tony Croatto, a Roy Brown, a El Topo, con su particular interpretación, puso a un público a cantar, a vivir, a sentir, a, como dice su canción, recordar de qué estamos hechos. En cierto momento de su participación, invitó a tarima a Ricky Laureano y Melvin Padilla con quienes interpretó una de sus canciones (Precisamente la que habla de qué estamos hechos) y el público pidió a gritos otras y estos lo complacieron. Luego, Tito siguió con sus canciones mientras entre una y otra conversaba con el público. En cierto diálogo dijo que se sentía siempre que venía a ese lugar se sentía tan a gusto que “ustedes son otra cosa, deberían independizarse de Puerto Rico”. Al anunciar que se despedía el público pidió otra y luego otra más y, aun cuando ya era tarde y se podía violar la Ley de Cierre de ese pueblo, Tito los complació.

La música terminó, pero una vibración intensa se quedó en aquel lugar. La gente se tomó fotos con Tito. Los cables de la tarima fueron desapareciendo; El local iba quedando con cierto susurro en su silencio; La gente afuera se sentía y se veía más feliz de cuando vino. Con guitarra y bulto en mi mano, cansado y sudado, casi sin ser notado, Tito salió de El Embeleko y caminó rumbo a su guagua llevando en su sombra la alegría y pasión de haber marcado a una gente, a un lugar, a un tiempo que ya no volverían a ser iguales.


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