Las luces del Centro de Bellas Artes,Ángel O. Berríos de Caguas, se apagan y la voz llena de ternura, amor y pasión sosegada de Tony Croatto diciendo un poema, gracias a la magia de la tecnología, inunda con belleza y estremecimiento cada rincón de aquella sala de teatro y cada fragmento de los allí presentes. Se enciende la luz y comienza un viaje cronológico de la música de Tony Croatto en el homenaje que se le realizara en Caguas este pasado sábado 10 de mayo.
Luego del poema, las luces del teatro se encendieron y las voces de Hermes y Mayra Croatto abrieron la velada musical interpretando un medley con los éxitos de la “Nueva Ola” y que hicieron famoso el dúo de Tony y Nelly; canción que puso en nostalgia a las personas allí reunidas que habían vivido ese tiempo. Al terminar la misma, entró Alejandro Croatto para encontrarse con su hermano Hermes en medio de la tarima y fundirse en un profundo abrazo y beso. Antes de cantar, hablaron sobre la llegada de Tony desde España y cómo automáticamente quedó enamorado de esta tierra puertorriqueña a la que hizo más suya que a su propia patria. Dicho eso, las guitarras de Alejandro y Hermes Croatto, acompañada por la banda compuesta de maestro músicos (Víctor Echevarría en el cuatro y oboe electrónico, Javier Hernández en la percusión, José Flores en la guitarra acústico, Walter Morciglio en la guitarra eléctrica, Eloy Martínez en la batería, Wilfredo Morales en los teclados y bajo y dirigidos por el pianista y arreglista Tato Santiago) comenzaron a vibrar para comenzar una canción que Tony compusiera dedicada a la mujer y madre.
Con los sentimientos a flor de piel en el día antes en que en Puerto Rico se celebraba el Día de las Madres, Alejandro Croatto contó la pasión que sintió su padre por la historia de este país e interpretó una de esas canciones que sincretiza la lucha del pueblo puertorriqueño por su libertad, “Agüeybaná”, la cual puso al público a aplaudir y cantar. Con un gran aplauso al terminar esa canción, se apagaron las luces de la tarima y al volver a encenderse, estaba el cantautor Mikie Rivera quien habló del sentido cómico del tema ‘El Calzoncillo”, canción que el cantautor glosara con el irónico sentido en su voz y que despertara sonrisas y carcajadas.
Entre aplausos, se apagó la luz y se encendió en un juego de luces y la energía única del sonido de Fiel a la Vega en la voz de Tito Auger interpretando “Mujer de 40 años”, canción despertó los aplausos sincronizados del público. Al terminar dicha tema, el fundador de Fiel a la Vega, Tito Auger, habló sobre la importancia de Tony en su vida y en la música puertorriqueña. Luego anunció que cantarían una canción de Ramito para lo que Jorge Arraiza, el bajista, pidió disculpas adelantadas, con una gran sonrisa en su rostro y mirada pícara, por el ‘ruido’ que harían y así cantaron el tema lleno de energía poniendo al público a moverse en la punta de sus butacas.
Ya con esa descargada de energías en el aire, se apagaron las luces y se encendieron para dejar paso a Roy Brown que son su tan conocida voz y pasión interpretó “Canción de la serranía” cuya interpretación el público premió con un vítores y profundo aplauso. Al retirarse con su gran sonrisa y haciendo un gesto de abrazo al público, se apagó la luz y se volvió a encender comenzando a cantar con su potente voz y llevando siempre su natural sonrisa, la trovadora Victoria Sanabria quien interpretó “Cucubano” y que puso al público a bailar y cantar.
Tras un vídeo de Tony en una de sus múltiples entrevistas a gente de ‘pueblo’ puertorriqueña, surgieron las siluetas de 5 cantautores que fueron sumando sus voces al son de la interpretación de sendas canciones de Tony: Fernandito Ferrer con su melódica voz; Nore Feliciano con su poética guitarra y potente interpretación; Mijo de la Palma con su sabor criollo y de nueva trova; Ale Croatto con su refrescante voz; y Walter Morciglio con sus chispeante sonido rockeado con trova. Cada uno en su modo mostró la valoración por la música de Tony en el estilo de cada cual lo cual causó un gran gusto y mostró ese paso de batuta musical generacional entre estos exponentes de la nueva cepa de cantautores puertorriqueños.
Tras la intervención de los cantautor llegó a la tarima Dagmar, quien interpretó con toda la pasión que solo ella sabe poner, la canción “Creo en Dios” cuya dedicación hizo que el público se pusiera de pie para ovacionarla. Al apagarse la luz encenderse de nuevo, aparecieron en tarima Mikie Rivera y Alejandro Croatto quienes cantaron a dúo y en donde voz a voz compartieron pasiones fundiéndose en un gran abrazo al final de la canción. Paso seguido y tras la proyección de otro vídeo, apareció en tarima lleno de humildad y sencillez Ale Croatto quien dijo que interpretaría una canción en representación de los nietos de Tony y así lo hizo con su pasivo carisma y su melodiosa voz mientras en una pantalla tras de sí pasaban imágenes de su abuelo por los campos de Puerto Rico y cuya participación recibió un gran aplauso del público.
Seguido, se dieron sendas interpretaciones nuevamente de José Nogueras, Victoria Sanabria y Roy Brown. Luego de estos, se dio uno de los momentos más emotivos de la noche cuando entró a escena el trovador Luis Daniel Colón quien interpretó una décima de su autoría acompañado en la canción por su hija de 6 años, Daniela, y en cuya canción hablaba de la relación de padre e hijos y lo importante que es siempre estar tanto el padre en el hijo, como el hijo en el padre; interpretación que cerró con un emotivo abrazo entre padre e hija y que hizo surgir lágrimas en el público, cantautores y personal del teatro.
Con las emociones florecidas, apareció Quique Domenech y su grupo Tres relajando un poco los sentimientos anteriores y con una bella interpretación en las voces de María Belén y Edgar Ríos. Para cerrar esa velada tan intensa y llena de emociones, aparecieron en escena Hermes y Alejandro Croatto quienes agradecieron al público su presencia, a la producción su trabajo, a los cantautores su gran interpretación y a los músicos su trabajo y entrega. Así pasaron a interpretar la canción “Bendición” a la cual le pusieron profunda emoción y que tuvo la sorpresa que en un momento de la misma se levantara la pantalla gigante detrás de las músicos y allí apareciera el coro de la Universidad Interamericana de San Germán que junto con sus melodiosas voces, elevaron la canción a un nivel celestial digno de Tony Croatto y que desbordó al público en aplausos. Mientras estos cantaban el último tema de la noche, entraron a tarima todos los cantantes que participaron y junto con el Coro, interpretaron finalizaron la noche todos fundidos en un abrazo ante un público que se despedía de cada uno agradecido con un estruendoso aplauso lo vivido y sentido.
Tras finalizar la función en la parte de los camerinos del Centro de Bellas Artes de Caguas, cantautores, familiares, amigos, músicos se abrazan llenos de alegría y satisfacción por lo vivido. La familia Croatto está satisfecha y sienten que en donde quiera que Tony esté estará feliz cantando entre el cielo y las estrellas. Los camerinos se van vaciando y queda entre aquellas paredes una historia de la música puertorriqueña que jamás será borrada.
por Angel Matos.