Parece que fue ayer que culminé mis estudios universitarios, época en la que recorría los pasillos de Stefani cambiando de clases, me disfrutaba almorzar en El Cacique y beber Ron Barrilito con Ariel en el Garabato. La realidad es que ya son casi 9 años desde que junto a compañeros de muchas historias universitarias, lancé el birrete y entoné por última vez en los predios del Colegio el himno que nos une a tantos y que solo aquéllos que se pueden llamar Colegial saben lo que significa.

El pasado jueves, 26 de marzo de 2015 tuve la oportunidad de participar del H3 Meet-Up En el Teatro Carmen donde pude contar parte de mi historia y compartir anécdotas y recuerdos con el fin de inspirar a la nueva clase de emprendedores que nace del statu quo, (politico, económico y educativo) donde el que no arriesga no gana. Al subir a la tarima, me di cuenta que el que iba a aprender allí era yo. Resulta que la cálida audiencia que nos recibió no estaba falta de inspiración, visión o emprendimiento. Habían una diversidad de personas compuesta de estudiantes, empresarios, creyentes de que Puerto Rico puede y académicos que brindaron una retroalimentación de que las cosas están cambiando. Ideas coherentes y otras descabelladas (de esas que el mundo necesita para cambiar) me dijeron claramente, aquí hay más potencial del que vemos, quizás del que se deja ver.

En fin, fui a contar mi historia y acabe escribiendo una página en mi cuaderno de notas (e ideas) donde fiché a los futuros emprendedores que espero puedan reclutarme en su viaje. Volví a Mayagüez, volví a aprender.


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