La antigua ciudad amurallada de San Juan tiene rincones en donde cada noche pasan cosas mágicas. El jueves 1ro de febrero fue una noche especial en donde se presentó el vídeo del tema “Matria” de la cantautora puertorriqueña Cheryl Rivera; tema y video que trabajan de manera exquisita y metafísica el tema de la Madre Naturaleza, la Pachamama y ese amor que trasciende al ser.

Convocados, amigos, músicos y seguidores de la cantautora, comenzaron a darse cita en la cinemateca del Cuartel de Ballajá. Abrazos, saludos y amor entre los que se iban encontrando, reconociendo y conociendo era lo que iba permeando en un ambiente lleno de paz y de expectativas. Entre los allí presentes, se encontraban los músicos Calma Carmona, Tisuby, Abraham Dorta, Sol Carbone, la banda de Vivanativa, entre otros.

Cerca de las 9:30 PM, se abrieron las puertas de la sala cuyos asientos se llenaron rápidamente teniendo alguno de los asistentes que quedarse de pie en la escalera lateral de la misma. Un presentador dio la bienvenida lleno de emociones y llamó a pasar a Cheryl. Con su voz pausada y visiblemente llena de sentimientos, la cantautora agradeció a los asistentes y al equipo de trabajo que hizo posible el vídeo. Paso seguido, invitó a tarima a la directora del mismo la cual habló brevemente del proceso de creación del vídeo. Seguido, Cheryl pidió poner el vídeo. Sucedió algo particular; al poner la grabación, comenzó a dar problemas técnicos, problema que no fue problema porque la cantautora lo tomó a broma y el público lejos de molestarse o incomodarse, lo que sintió fue más ansiedad y curiosidad.

Resuelto el asunto técnico, pasó el vídeo. Tanto la fotografía en el mismo, la localización en el mítico busque de El Yunque, el vestuario, el maquillaje, los personajes en poética danza/ballet, así como la exquisita energía que se sintió en cada baile, en cada espacio de grabación, mirada, dio paso a la presencia de una obra de arte como pocas. Al final de la presentación del mismo, hubo un momento de silencio seguido de un estruendoso y caluroso aplauso con vítores.

Seguido, Cheryl agradeció mientras su banda iba tomando su lugar. Para seguir la magia y en gratitud, dio un concierto de cerca de ocho de sus canciones originales con una paz y pasión única para la velada. En sendas canciones, contó con los invitados García López tocando una flauta confeccionada por sí mismo y más cantando el coro de “Matria” y con Ricardo Pons haciendo vibrar almas con su saxofón. Sublime y exquisito viaje musical el allí vivido.

Al terminar la presentación y en la salida de la sala, Cheryl se confundía en abrazos y fotos con los asistentes; Músicos, amigos y público hacían lo mismo entre ellos. Solo se veían rostros de felicidad, de satisfacción y de paz.

“Matria” había devuelto a los asistentes a lo simple, a lo básico, a ese amor primario y primitivo. La ciudad seguiría siendo la ciudad con sus historias, pero allí se hizo un paréntesis a su vertiginosa cotidianidad para dejar entre los ladrillos y adoquines un nuevo latido de la Madre Tierra encarnado en la voz y letra de Cheryl Rivera.

 


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