“Nosotros somos un pueblo con un folclór muy rico, si se logra plasmar en la música toma una fuerza importante. En mi caso el encuentro con mis raíces fue como un antes y un después” comentó Vicente García sobre su música en una entrevista exclusiva con Sonando en Puerto Rico justo antes de su presentación en Vivo Beach Club el pasado fin de semana.

El ganador de varios Latin Grammys por su más reciente producción de ‘A la Mar’, se presentó anteriormente en Puerto Rico pero en formato reducido. Por primera vez ofreció un espectáculo con banda completa en la Isla. Fue un concierto bailable, dónde se sintió el merengue, la bachata, el palo dominicano y hasta la rumba. Escuchamos canciones de su primer disco Melodrama, el público cantó a coro Dulcito e Coco, Espuma y Arrecife y Caramelo mientras nos hipnotizó al cantar canciones inéditas a solas con el pianista y el güirero. Fue un concierto dónde muchos evidenciamos la calidad de artista de Vicente García. Entonces, ¿cuál es el secreto de tanto éxito y qué consejo brinda a otros artistas?

SPR: ¿De qué parte de Santo Domingo eres y cómo influye en tu música?

Vicente: Crecí en la Zona Colonial de República Dominicana. Tener acceso a la cultura popular, llegar a la esquina y escuchar merengue o los perico ripiau de la zona tuvo mucho que ver en el interés que mucho después despertó en mi por la música dominicana.

SPR: ¿Cuéntanos de la investigación que hiciste en Santo Domingo de los ritmos autóctonos para crear el disco ‘A la Mar’?

Vicente: Empecé mi carrera como solista en el 2011 con mi primer disco que se llamó Melodrama, ahí está la canción Mi Balcón. Quería profundizar más en el folclor y le propuse esa intención a la disquera que tenía en ese momento, EMI. Ellos querían que el segundo disco fuera más tipo bachata comercial por la línea de Prince Royce. Pero yo quería seguir por otro camino.

Terminé la relación con la disquera y estuve mucho tiempo sin producir. Empiezo a viajar a distintas regiones de la República Dominicana sin interés de hacer discos. Conocía bien ritmos dominicanos como la bachata y el merengue, pero quería ir al origen de todo, a las fiestas del tambor a esa cultura afro-dominicana. Leí y busqué investigaciones de antropólogos como Lizardo. Estuve dos años estudiando y luego fui componiendo. Esa influencia se colaba en las canciones, en las melodías y en el ritmo, pero me sorprendió que hasta en la manera de cómo estaba diciendo las cosas cambió.

Conozco a Eduardo Cabra y con él conceptualizo el disco. Tenía un grupo de canciones, pero no sabía qué hacer con ellas. Quería dar a conocer una síntesis de lo que yo vi, pero dentro de mi realidad que no soy del campo. Tuvimos un rato curando y buscando el valor de esa búsqueda y de ese estudio. Empezamos a grabar en Santo Domingo toda la base de percusión y los cantos de los Congos de Villa Mella que están en varias canciones y luego vinimos a San Juan a terminar de grabar en el estudio de Eduardo Cabra.

SPR: En cuánto a esa investigación, ¿qué ritmos o elementos te cautivaron?

Vicente: La bachata. Fue el primer acercamiento a la música tropical y caribeña. Yo venía de hacer funk y rock pesado. La bachata, fue un portal que abrió muchas puertas e intenciones y cerró el miedo a lo criollo. A partir de ahí me envolví en cosas que trascendían la música. Me relacioné con la gente del pueblo, sentí y conocí la cultura de mi país ya no tan solo en lo musical, sino en la comida, en la religión, en un millón de cosas más. Por eso siento que la bachata tiene un lugar especial no por el ritmo, sino lo que significó en mi carrera.

SPR: ¿Porqué la fijación en el Mar?

Vicente: Con Eduardo aprendí a trabajar discos a partir de un concepto. Voy a hacer todos mis trabajos así. Antes recolectaba las canciones y las metía en un disco. En el caso de A la Mar quería reflejar lo que es el Caribe. Me acababa de mudar a Bogotá y extrañaba mi identidad que al final viene siendo el mar y el Caribe. Allá me sentía más dominicano que nunca y creó la necesidad de decir de dónde vengo. Uno como caribeño siempre tiene el mar muy de cerca y fue la fotografía de ese disco.

SPR: ¿Cuál dirías que es tu canción preferida o la que más destacas?

Vicente: La primera canción, A La Mar, tiene de todo lo que va a pasar en el disco desde los toques del tambor, los coros y la canción. Hay otras canciones que me encanta cantarlas en vivo simplemente porque la melodía me llama mucho la atención cómo Dulcito e Coco. Una canción para mi muy importante es She Prays porque rompí con la dinámica de escribir siempre al amor o el desamor. Es una crónica de cómo vivía una señora en la península de Samaná, sus hijos y las celebraciones del tambor. Lograr una canción así fue importante ya que me había trazado esa meta como artista desde hace mucho tiempo.

SPR: Estuviste colaborando con muchos artistas en una faceta distinta a la de cantautor, ¿cómo te ayudó en tu proyecto?

Vicente: Fue crucial haber vivido esas experiencias como la gira con Juan Luis Guerra mientras estuve en la banda de funk. Me hizo abrir los ojos a la fuerza de la música dominicana en Puerto Rico, Panamá y España por ejemplo. Vi la fuerza que tiene la música cuando no solo es música, sino que tiene una profundidad que nace de la búsqueda en los orígenes de cada quien.

SPR: Tienes una relación estrecha con Puerto Rico, ¿qué consejo le darías a la escena indie de la Isla?

Vicente: Hay mucho que buscar y mostrar al mundo. No solo en la música sino en la manera de componer. Nosotros somos un pueblo muy característico con un folclor muy rico y si uno logra plasmarlo, la música toma una fuerza importante. En mi caso eso ha sido como un antes y un después. Escribo al amor y al desamor de una manera diferente que sepan de dónde vengo. Hay mucho que explorar en nuestro folclor y a eso es a lo que invito.


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